domingo, 10 de enero de 2016

La FE Carnal Y Fe Espiritual

"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía". (Hebreos 11:1-3)
La fe es el tesoro más precioso entre todos los tesoros así como la clave para resolver todos los problemas de la vida ya que el Dios Todopoderoso, el Creador, puede hacer cosas que el poder humano no puede hacer con su habilidad. Si usted tiene fe no tendrá ninguna dificultad para recibir respuesta a sus enfermedades, problemas familiares o de negocios, y una mirada de adversidades. Al hablar de fe encontramos la fe verdadera o fe espiritual reconocida por Dios, y también la fe carnal que Dios no puede reconocer.
1. ¿Qué es la Fe carnal?
En primer lugar, la fe carnal es aquella con la cual usted cree en lo que concuerda con sus pensamientos y conocimiento.
Si yo digo: "Esta toalla es de color blanco", aquellos que ven que la toalla es blanca creerán lo que estoy diciendo debido a que mi declaración está de acuerdo con su conocimiento obtenido desde el nacimiento. ¡Incluso la gente del mundo puede tener este tipo de fe!
Hay cosas en este mundo que la gente cree y acepta como verdaderas, pero también hay cosas que cambian con el pasar de los años. Asimismo, los estándares y formas de pensamiento difieren mucho entre las culturas de los diferentes países con grupos étnicos diversos e incluso entre cada individuo.
Por ejemplo, hace mucho tiempo atrás, la gente aprendió que la Tierra no era redonda sino plana, y también creían que el sol giraba alrededor de la Tierra. En aquel entonces las personas creían que aquello era verdad, pero en la actualidad nadie lo cree así. Al presente, si alguien dice la verdad, quizás los demás no la acepten como una verdad si es que no está de acuerdo con su propio conocimiento.
Debido a que muchos han sido instruidos en la teoría falsa llamada "Darwinismo" como una verdad, ya no creen en el Creacionismo, que constituye la verdad auténtica. Incluso después de que millones de años han pasado, los peces no pueden evolucionar en animales terrestres ni pueden llegar a ser simios; sin embargo, aquellos que han aprendido esa teoría creen firmemente que el evolucionismo es la verdad.
Existen también personas que dicen creer en Dios Todopoderoso, pero no creen en la Biblia por completo. Aceptan solamente las partes que concuerdan con sus teorías y conocimiento, pero no pueden creer que los Cielos y la Tierra fueron creados de la nada por la Palabra de Dios. Ellos tampoco logran entender las poderosas obras imposibles para la habilidad humana, de modo que, cuando leen sobre milagros y señales, piensan que no pueden haberse dado en verdad sino que son simplemente parábolas o representaciones simbólicas de algo. Al escuchar que Pedro caminó sobre el agua, en su interpretación ellos dicen que él lo hizo sobre aguas poco profundas.
Una persona cree cuando se le dice que ha sido sanada por medio de una intervención quirúrgica y la medicación prescrita, pero cuando escuchan que alguien ha recibido sanidad por medio de una oración ellos dudan y piensan que hay algo más de por medio. Este tipo de creencia no constituye fe espiritual ni fe por la cual podemos recibir salvación. Este tipo de fe no tiene nada que ver con Dios. Fe verdadera es creer que todas las palabras de la Biblia son la inspiración de las palabras de Dios mismo y la verdad absoluta sin que importe el tipo de conocimiento que hayamos adquirido.
En segundo lugar, la fe carnal es voluble.
Algunas personas oran fervientemente, adoran a Dios con diligencia y viven la vida cristiana con entusiasmo para recibir la respuesta a los deseos del corazón, pero si no reciben respuestas lo suficientemente rápido, empiezan a dudar. Al empezar a dudar pierden la gracia, de modo que piensan que las respuestas recibidas o los testimonios de aquellos que han recibido una respuesta son simple coincidencia. Todas sus obras en arras de recibir respuestas no provenían de una fe verdadera (Santiago 1:6-7).
Usted debe confiar que ha recibido todas las cosas por las cuales ha orado y ha pedido (Marcos 11:24). Por lo tanto, si usted recibe una oración con fe, nunca más tendrá dolores en su vida, sino que abundará el gozo, la gratitud, y estará lleno de esperanza. Además, solamente si su fe no cambia a pesar de no tener la evidencia visible al momento podrá ser reconocida como "fe verdadera".
En tercer lugar, la fe carnal no va acompañada por acciones.
Conocer y creer en la Palabra de Dios son dos cosas muy diferentes. Al creer la Palabra en lo profundo de nuestro corazón y no tan solo en nuestra mente, nuestra fe estará seguida de obras de acuerdo a la Palabra. Durante un gran período de hambre, la viuda de Sarepta obedeció la orden de Dios con fe y ofreció a Elías lo último que le quedaba para comer. Como resultado de su acción, ella recibió una bendición de modo que la harina de su tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija disminuyó.
Por el contrario, aquellos que tienen una fe carnal conocen este hecho en sus mentes, pero al estar en dificultades no pueden actuar. Si tienen escasees en lo económico a menudo no diezman apropiadamente y se vuelven tacaños para ofrendar. Si ellos confiaran plenamente Dios les pagaría con bendición todo aquello que hubieren sembrado ante Él, Dios no es avaro. Pero debido a que lo saben solamente como un conocimiento, sus obras no los siguen.
Sucede lo mismo con el problema de las enfermedades. Si usted cree verdaderamente que Dios es Omnipotente y Omnisciente no confiará en el mundo. A través de la historia de la enfermedad y muerte del Rey Asa, podemos darnos cuenta de cuánto se decepciona Dios de nosotros cuando observa nuestras obras sin fe. Cuando el Rey Asa enfermó de sus pies, él no buscó a Dios sino a los médicos, y finalmente Asa murió (2 Crónicas 16:12-13) En Santiago 2:26 leemos: "Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta". No podemos recibir respuestas ni bendiciones si tenemos una fe muerta, es más, quizás incluso nos alejemos de la salvación.
¡Por favor recuerde este hecho y tenga obras que acompañen a su fe!
2. ¿Qué es la Fe Espiritual?
Con la fe espiritual podemos recibir salvación, y podremos creer incluso cuando las cosas no van en acuerdo con nuestras teorías y pensamientos. Es la fe que cree que algo puede ser creado de la nada, y cuando se tiene este tipo de fe se puede creer sin duda alguna que Dios Todopoderoso creó los Cielos y la Tierra, y que Él controla la vida, la muerte, la fortuna, y la desdicha del hombre. Además se reconocerá y dependerá solamente de Dios para todo.
No obstante, el hombre no puede tener este tipo de fe espiritual según su deseo ya que solamente podemos tener la fe que Dios ha repartido a cada uno (Romanos 12:3). Esta medida de fe es diferente según la persona. Usted puede recibir las respuestas a sus oraciones de acuerdo a la medida de su fe espiritual. Si el hombre pudiese tener fe espiritual según su deseo, entonces no habría nadie que no recibiese las bendiciones y respuestas a sus oraciones. Dios concede la fe espiritual en la medida en que buscamos la Verdad, y cuando oramos con esta fe espiritual ciertamente recibiremos respuestas.
"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1). Esto significa que si esperamos con fe las cosas que aún no hemos recibido y logrado, estas cosas nos serán concedidas. Si usted espera algo con fe carnal no recibirá nada, pero si lo hace con fe espiritual verá la evidencia de su fe. Cuando Moisés vio con ojos llenos de fe espiritual y obedeció la Palabra de Dios, el Mar Rojo se abrió (Éxodo 14:21). En el caso de Josué y los Israelitas, los muros de Jericó cayeron cuando observaron todo con ojos llenos de fe espiritual y obedecieron a Dios al marchar alrededor de la ciudad y gritar en el 7°mo día (Josué 7).
Usted llega a comprender por fe que Dios hizo los Cielos y la Tierra de la nada, solamente por la Palabra de Dios (Hebreos 11:3). Entonces, cuando usted clama a su Padre espiritual, el Dios Todopoderoso, con fe, recibirá aquello por lo cual ha clamado. Esto se puede comprender y creer solamente con fe espiritual.
3. ¿Cómo se Obtiene la Fe Espiritual?
Primero: Tiene que eliminar todo pensamiento y teoría que le impide tener fe espiritual.
No todo su conocimiento, teorías, formas de pensar y valores son correctos. Solamente la Palabra de Dios es la verdad sempiterna. Si usted insiste en que su propio conocimiento y teorías son correctos, no podrá aceptar la Palabra de Dios ni tener fe espiritual. Si las cosas que usted ha aprendido en el mundo no concuerdan con la Palabra de Dios debe eliminar aquellos pensamientos y teorías por completo (2 Corintios 10:5; Romanos 8:7).
Segundo: debe escuchar y aprender la Palabra de Dios con diligencia, y luego practicarla.
Si llena su corazón con la verdad, la falsedad en oposición a la verdad se apartará de usted y tendrá un corazón limpio. Dios le concederá mayor fe espiritual de acuerdo a la medida en que usted escucha, aprende y practica diligentemente la Palabra de Dios (Romanos 10:17). Según está escrito en 1 Juan 3:21-22: "Si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de Él".
Cuando usted escucha la Palabra de Dios debe primeramente guardarla como conocimiento, y luego debe empezar a transformarla en fe espiritual por medio de la obediencia. El hecho de que usted logre memorizar una nota musical para la ejecución del piano no significa que puede tocarlo bien, pues debe practicar la ejecución del piano. Sucede lo mismo con la Palabra de Dios, la cual es inservible si no se la pone en acción, sin importar cuánto la lea y escuche.
Aunque usted intente obedecer, existen ocasiones en que no se lo puede hacer de inmediato. Es entonces cuando debe orar fervientemente y recibir la fortaleza para obedecer.
Si no puede obedecer con sus oraciones, puede ofrecer promesas de oración, oración nocturna, o ayunos para recibir fortaleza. Si usted busca la gracia y el poder de Dios con corazón veraz, Dios definitivamente le dará la fortaleza que le permitirá obedecer. Luego de experimentar estas bendiciones obedecerá en cosas aún mayores. Su fe espiritual crece y alcanza la medida plena mediante este proceso. Usted puede obedecer cualquier cosa por completo aunque Dios le ordene que haga algo que es imposible según el pensamiento humano.
Una vez que ha obtenido fe espiritual por medio de la práctica de la Palabra, las bendiciones le sobrevendrán según la promesa de Dios. Su alma será próspera, recibirá salud, y los anhelos de su corazón serán concedidos.
Amados hermanos y hermanas en Cristo,
¡Yo ruego en el nombre del Señor que ustedes reciban respuestas a sus peticiones en esta Tierra, y que entren en la Nueva Jerusalén, la morada celestial más gloriosa del futuro!o!

jueves, 10 de septiembre de 2015

La Humildad

“Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová” (Proverbios 22.4).
La humildad es una característica del alma que nos prepara para tener fe. Muchas personas alaban la virtud de la humildad y la consideran una joya hermosa; pero ellas mismas no la quieren poseer, pues ella termina con su ego y su orgullo.

El orgullo y la humildad

La Biblia muchas veces contrasta el orgullo con la humildad. Notemos algunos de sus contrastes:
  • “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (Santiago 4.6).
  • “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido” (Lucas 14.11).
  • “La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra” (Proverbios 29.23).
  • “Mejor es humillar el espíritu con los humildes que repartir despojos con los soberbios” (Proverbios 16.19).
  • “Jehová asolará la casa de los soberbios” (Proverbios 15.25). “Pero los mansos heredarán la tierra; y se recrearán con abundancia de paz” (Salmo 37.11).
  • “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu” (Proverbios 16.18). “Cualquiera que se humille (...) ése es el mayor en el reino de los cielos” (Mateo 18.4).
  • “Y tú (...) que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida” (Mateo 11.23). “Humillaos delante del Señor, y él os exaltará” (Santiago 4.10).
    Otro contraste entre el orgullo (considerarse uno superior a los demás) y la humildad (reconocer uno que es indigno) se presenta en Lucas 18.9–14. El fariseo que se exaltó a sí mismo no logró favor de Dios, mientras que el publicano quien confesó ser pecador alcanzó misericordia.
    Dios siempre condena el orgullo, mas siempre aprueba la humildad.


    Evidencias de la humildad

    1. Ser como niño
    Según nos dice Mateo 18.1, los discípulos querían saber quién era el mayor en el reino de los cielos. Jesús puso a un niño en medio de ellos, diciendo: “Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos” (Mateo 18.4). Jesús es nuestro ejemplo perfecto de uno que siempre andaba con el espíritu de humildad. Filipenses 2.6–7 dice esto acerca de Jesús: “El cual (...) no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo”. Jesús no buscó la grandeza, pero después de humillarse “Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre” (Filipenses 2.9). Los que, como Cristo, manifiestan un espíritu manso, sumiso y humilde pertenecen a Dios y serán exaltados a su debido tiempo. La sencillez semejante a la de un niño, la inocencia y no guardar rencor son evidencias de la verdadera humildad.
    2. La mansedumbre
    Efesios 4.2 dice que “con toda humildad y mansedumbre” debemos soportarnos con paciencia los unos a los otros en amor. Los humildes nunca caen desde muy alto porque no se exaltan a sí mismos. Pero los que se exaltan a sí mismos caen y sufren. Sería bueno notar aquí que hay una diferencia entre la humildad y la humillación: la humillación, por lo general, es nada más que el orgullo herido.
    Los mansos no se ofenden fácilmente. “Ciertamente la soberbia concebirá contienda” (Proverbios 13.10). Cuando se hiere el orgullo del hombre, él muy pronto lo siente y el resultado es contención. Pero con los mansos es diferente. Como su Salvador, cuando los maldicen, ellos no responden con maldición; cuando son perseguidos, lo sufren todo con mansedumbre; cuando los injurian, lo soportan todo sin responder. Los mansos oran por sus enemigos, amontonando así “ascuas de fuego” sobre sus cabezas según Romanos 12.18–20. Eso sí es humildad.
    3. La modestia
    La modestia se manifiesta en el semblante, en las costumbres y en el vestir de la persona humilde. Uno que tiene un corazón humilde no tiene ojos altivos y no sigue la moda. Los humildes se conocen por su manera de ser; son modestos en cuanto a su apariencia y sus costumbres. Ellos no se jactan de ser más importantes que los demás y no lucen ropa de gala. Cuando el corazón está lleno de humildad el “gran yo” no se ve. La modestia es fruto natural de la humildad y se manifiesta en toda área de la vida de la persona humilde.

    ¿Por qué ser humilde?
    1. Dios así lo ordena en su palabra
    Dios manda que los santos se humillen “bajo la poderosa mano de Dios” (1 Pedro 5.6), que se vistan de humildad (Colosenses 3.12), que se revistan de humildad (1 Pedro 5.5) y que anden con toda humildad (Efesios 4.1–2).
    2. Dios se satisface con la humildad y la bendice
    (Lea Proverbios 16.19; Mateo 5.3, 5.) Dios da gracia a los que son humildes (Santiago 4.6). Los que poseen la humildad son los mayores en el reino de Dios. “Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad” (Proverbios 22.4).
    3. La humildad es la precursora de la exaltación verdadera
    ¿Ha notado usted que la Biblia con frecuencia habla de la exaltación junto con la humildad? Sin embargo, no debemos tratar de humillarnos con la esperanza de ser exaltados. Es importante saber que la senda del orgullo siempre lleva al desastre, mientras que la senda de la humildad siempre lleva a la exaltación. Pero no debemos preocuparnos de cuándo y cómo seremos exaltados. Dios se encargará de todo eso. Lo que nos toca a nosotros es seguir en la humildad, confiar en Dios, obedecer su palabra, mantenernos al pie de la cruz y recordar que las promesas de Dios a los humildes son seguras.
    4. Dios escucha las oraciones de los humildes
    “No se olvidó del clamor de los afligidos” (Salmo 9.12). Los ninivitas se vistieron de cilicio y ceniza ante Dios. Ezequías se humilló ante Dios y oró que fuera librado del poder de Senaquerib. El publicano rogó a Dios por misericordia. Todos estos acudieron a Dios en humildad, y él oyó sus oraciones. A nuestro Dios Todopoderoso le place contestar las oraciones de los mansos y humildes que vienen a él con súplicas y oraciones.

    La humildad fingida

    Como Pablo menciona en Colosenses 2.18 hay algo que parece ser la humildad, pero en verdad no lo es. Esta es la humildad fingida y la debemos evitar. Algunos, al darse cuenta de los méritos de la humildad, la codician por su excelencia o por la exaltación que buscan. Buscar la humildad por razones egoístas trae como resultado la humildad fingida. Los que se sienten orgullosos por su humildad algún día se darán cuenta de que era una humildad fingida la que tenían.
    Es la voluntad de Dios que seamos exaltados. Pero su camino a la exaltación es distinto que el camino que llevan los que quieren exaltarse a sí mismos. Su rumbo es distinto; su destino también lo es. La exaltación a la que aspira el hombre siempre exalta su propia voluntad carnal, mientras que Dios desea exaltar al hombre según su imagen y propósito. Para esto, la carne tiene que estar muerta de tal manera que no responda a los deseos carnales. Algunos piensan que los dones espirituales exaltan a la persona que los posee y por eso los buscan con empeño. Pero la verdad es que el que recibe dones espirituales auténticos tiene que humillarse más, crucificar más la carne y entregarse más a Dios. Dios no da dones espirituales para promover nuestras propias metas y aspiraciones. “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo” (1 Pedro 5.6).

El Único Mediador


Dios está en los cielos y los hombres siempre hemos deseado tener algún tipo de contacto con Él, pero lamentablemente utilizamos tantos medios errados para lograrlo y nuestra alma queda vacía.

Esto es así porque no acudimos a quien tenemos que acudir para poder ser oídos.

En 1 Timoteo 2:5 se nos dice que así como hay un solo Dios, hay un solo Mediador entre Dios y los hombres, diciéndonos el texto de quien se trata cuando identifica a Jesucristo como el único mediador que tenemos ante Dios. Él contexto del pasaje agrega la razón por lo cual Él es el único medio por el cual podemos llegar al Padre.

Jesús tiene esta prerrogativa absoluta porque fue el único que se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.

Dios es Santo y nosotros pecadores, por tanto no hay hombre alguno que tenga méritos para recibir algo de Dios sino clama a Él por los méritos de Cristo obtenidos en la Cruz del Calvario.

El mismo Jesús declaró en Juan 14:13: “Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”. Cada vez que ores a Dios el Padre, hazlo en el Nombre de Jesucristo y si te has convertido, serás oído.

La Salvación Es De Jesús

La salvación es un plan divino creado por Dios para rescatar al hombre de una condenación y muerte eterna, por cuanto el hombre peco este no puede entrar ni participar del reino de Dios, nuestra mala manera de vivir, el pecado produce lejanía de las cosas de Dios, la misma palabra dice en el libro de Gálatas los deseos de la carne son contra el espíritu, y la carne se quedara en la tierra, pero el espíritu es el que va a vivir delante de Dios, así que busquemos sanar y salvar nuestro espíritu.
Romanos 3:23 Todos pecaron y por eso no pueden participar de la gloria de Dios. 24 Dios, por su generoso amor, aprueba a todos los que creen. Es un regalo de Dios hecho posible porque Cristo Jesús nos liberó del pecado. 25 Dios ofreció a Jesucristo para hacer posible, por medio de su muerte, el perdón de los pecados.
El perdón se recibe a través de la fe. Él ofreció a Jesucristo como sacrificio para demostrar que él siempre es justo en lo que hace. Lo demostró en el pasado cuando en su paciencia pasó por alto los pecados de muchos, y también ahora al aprobar a todo aquel que confía en Jesús.
Por la misericordia y el amor de Dios a través de Jesús su hijo amado es que recibimos el perdón y podemos tener acceso a su reino, pues dice que como todos pecaron esta destituidos de la gloria de Dios, quiere decir que no tenemos entrada, que no podemos tener acceso al reino de Dios, si primero no nos ponemos a cuentas y reconocemos que Jesús es el hijo de Dios quien nos da salvación, Dios nos da la oportunidad de recibir esta salvación, es un regalo, quieres tu el regalo de la misericordia de Dios, busca ser salvo por Jesús quien murió en la cruz tomando nuestro lugar.
Juan 1:10 El que es la Palabra ya estaba en el mundo. Él creó el mundo, pero el mundo no lo reconoció. 11 Vino al mundo que le pertenecía, pero su propia gente no lo aceptó. 12 Pero a los que lo aceptaron y creyeron en él, les dio el derecho de ser hijos de Dios. 13 Estos hijos no nacieron como nace un bebé, ni por deseo o plan de sus padres, sino que nacieron de Dios.
Este es un nacimiento que se da gracias a Dios, nuestra mala manera de vivir y actuar es perdonada, Jesús vino a su pueblo y este no le recibió, le negó, no creyeron que él era el mesías prometido, el rey que vendría a reinar por siempre, eternamente pero en un reino celestial, a todos los que han creído en él y confesado que es el hijo de Dios les ha dado el derecho de ser llamado hijos de Dios, porque hemos nacido de nuevo no de voluntad de hombre si no de Dios a través de Jesús su hijo amado, sin Cristo estábamos desterrados de la familia de Dios, pero por Cristo, por recibirle en como señor y salvador de nuestra vida, ahora podemos un día sentarnos en la gran mesa de Dios, la que él tiene preparada en su reino celestial para nosotros.
Juan 3:15 Así todo el que crea en el Hijo del hombre tendrá vida eterna. 16 Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo único para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
Dios hace una promesa al hombre y Dios no miente, todo el que cree en Jesús tendrá vida eterna, porque el amor de Dios es tan grande por la humanidad que aun sabiendo que son pecadores y desobedientes, hace uso de su misericordia sobre nosotros, este mundo pasara pero la palabra de Dios no pasara, esta será firme y fiel siempre, el mismo ofreció a su hijo amado en sacrificio para salvación, Jesús tomo nuestro lugar en el lugar de castigo, porque la misma palabra de Dios dice que toda alma que pecare morirá, quiere decir que Jesús tomo nuestro lugar en la cruz del calvario, perdonándonos y dándonos vida eterna si le reconocemos como nuestro salvador personal.
Romanos 10:8 Las Escrituras también dicen: “El mensaje de Dios está muy cerca de ti. Está tan cerca como lo están tu boca y tu corazón“. Es el mismo mensaje de fe que nosotros anunciamos. 9 Serás salvo si reconoces abiertamente que Jesús es el Señor y si crees de todo corazón que Dios lo levantó de la muerte. 10 Pues Dios te aprobará si crees de todo corazón y te salvará si con tu boca lo anuncias a otros. Dios mismo creó el plan de salvación a través de Jesús el mismo dijo ser el camino la verdad y la vida, por eso debes confesar tus pecados y pedir perdón y confesar con tu boca que Jesús es el hijo de Dios y que le recibes como tu salvador personal y pasaras a ser parte de la familia de Dios.
Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se llega al Padre. Jesús mismo dio testimonio de ser quien él decía ser; El Hijo de Dios, y recalco que él era el único camino para llegar al padre, porque solo a través del arrepentimiento y reconocer que él es el hijo de Dios tendrás salvación y vida eterna.
Cuando Lot huía de Sodoma y Gomorra el ángel le dijo claramente corre escapa por tu vida, cuando Pablo y Silas estaban presos encadenamos y el carcelero se quería suicidar, Pablo le dice: Cree en el señor Jesucristo y serás salvo tú y tú casa, y este creyó.
Jesús pago nuestros pecados y él es el salvador de nuestras vidas, para ser salvo, tienes que reconocer que tienes que tener un cambio de vida y darle la espalda al pecado, dejar de andar como has andado y dejar que Dios a través de Jesucristo guié tu vida, paso a paso debemos tratar de dejar todo lo que no agrada a Dios, tenemos que reflexionar sobre todo lo que hoy estás viviendo y reconociendo que necesitamos un cambio, y tenemos que arrepentirnos de nuestra mala manera de vivir y decirle a Dios Perdóname, hoy quiero hacer las cosas a tu manera, como tú lo has planeado.
Hoy pido a Dios bendiga tu vida y si aun no le has confesado como Señor y salvador pido que él te habrá el entendimiento y tu le recibas como señor y salvador, pido que rompa toda cadena, toda atadura o todo yugo que Satanás Jehová le reprenda, haya puesto en tu vida, pido que como a Saulo de Tarso la venda que no te deja ver sea quitada y abras las puertas de tu corazón al amor y la misericordia de Dios y dejes entrar a Jesús.
Hoy solo puedo decirte: corre a los brazos de Jesucristo y serás salvo tú y tu casa, todos los tuyos tendrán acceso al Padre si confiesan a Jesús de Nazaret como señor y Salvador, reconoce que hoy necesitas ser salvado de ti mimo, deja que Jesús te rescate hoy y se él en ti.

No sé en que tú crees o confías para obtener la salvación de tu alma, pero por amor a ti quiero decirte una gran verdad que reposa en la Palabra de Dios ...

Deja de estar en tinieblas





 texto: Génesis 1-2






2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

así están muchísimos hoy en día vacía y en la tinieblas en la oscuridad. y el espíritu santo de Dios no están sobre los que están en las tinieblas sino lo que están en la luz ya que en su palabra dice:

“Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1ª Juan 1:5-7

si podemos leer Dios nos manda a hacer luz no tinieblas porque si queremos tener comunión con el. no podemos andar en tinieblas.y también nos manda es andar como hijos de luz porque en otro tiempo eramos tinieblas mas ahora somos luz

“Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor.” (Efesios 5:8-10)

Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

pero si vivimos en la carne en tinieblas las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,

idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
mas tenemos que hacer es los frutos del espíritu andar como el espíritu no en la carne apartaos del mal hacer lo bueno y buscar la paz
Las obras de la carne y el fruto del Espíritu
16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
26 No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiarnos unos a otros.